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Esto que vas a leer en este blog son algunos "detalles" que tus profesores de historia no creyeron que fuera necesario contarte.

jueves, 24 de agosto de 2017

Violadas de 9 a 80 años



El pasado mes de abril se publicó en Polonia un libro de Kaliński Dariusz titulado “Czerwona zaraza” La plaga roja, que relata los crímenes de guerra perpetrados en ese país por los soldados soviéticos que en teoría llegaban para liberarlo. Kaliński denuncia que los soviéticos asesinaron a decenas de miles de polacos, y también habla de las violaciones masivas de mujeres polacas.

En Olsztyn fueron violadas todas las polacas de 9 a 80 años

En Poznan llegó a haber casos de soldados soviéticos que pedían la ayuda de mujeres jóvenes polacas para asistir a los heridos, para finalmente violarlas. En una carta enviada por una polaca desde Gdansk, el 17 de abril de 1945, la autora comenta que era una de tantas personas de nacionalidad polaca que, aguardaba con esperanza la llegada del Ejército Rojo, pero empezó a asustarse al escuchar que muchas mujeres había sido violadas hasta quince veces. Esta polaca fue violada siete veces por los soviéticos esa misma noche, en presencia de su padre. Más terrible, en términos cuantitativos, es lo que Ostrowska y Zaremba señalan que ocurrió en Olsztyn: no se salvó de ser violada ninguna mujer polaca entre los 9 y los 80 años. En algunos casos fueron violadas la abuela, la madre y la hija de la misma familia, y a menudo las violaciones se cometieron en grupo, con una docena o más de soldados turnándose para abusar de las víctimas.


Un ejemplo de ello es el perturbador testimonio de Zygmunta Goworka, un soldado de las Narodowe Siły Zbrojne (Fuerzas Armadas Nacionales), un grupo de la resistencia polaca que combatió a los nazis y a los soviéticos que se habían repartido Polonia en 1939. Copio aquí la traducción de ese testimonio que ha publicado Paweł Łukasz Kolecki, miembro de la asociación Poland First to Fight, en su perfil de Facebook:


“Por la tarde llegamos al pueblo de Gołąb, cerca de Radom. Lo que pasó allí fue impensable. Cuando entramos en la primera casa se nos pusieron los pelos de punta. En el suelo yacía una niña de 8 años con la ropa arrancada y claramente violada en grupo, como lo solían hacer los héroes del Ejército Rojo. Las piernas las tenía medio arrancadas de su sitio. En la cama se encontraba un hombre mayor clavado a la cama con unas bayonetas, y de la esquina de en frente se fijaba en todo eso una mujer atemorizada de unos 30-35 años (…)
Salí fuera de la casa porque me empezaron a entrar náuseas del olor de la sangre y de lo que vi dentro. En una esquina de la casa vi a un hombre clavado en la valla, el marido de la mujer, aún estaba vivo. Al lado se encontraba una mujer mayor con la cabeza destrozada.“


Joanna Ostrowska y Marcin Zaremba han señalado, en relación a este tema, que los comandantes soviéticos consintieron estos comportamientos en “todos los niveles, incluidos los más altos”.Ambos autores añaden: “La venganza contra el enemigo fue sin duda uno de los motivos de la violación. Sin embargo, esto no explica la violación de mujeres prisioneras de los campos de concentración y de los campos de trabajos forzados“. Gran parte de las violaciones masivas soviéticas contra mujeres polacas tuvo lugar durante la ofensiva de invierno de 1944-1945 en Cracovia, Poznan, Chestokova, Biala y Radomsko. Juan E. Pflüger señala que en Cracovia “los cálculos de los propios delegados soviéticos designados por Stalin establecieron que el 10% de las mujeres mayores de 13 años habían sido violadas por soldados del Ejército Rojo“. Esos mismos delegados enviaron una carta a Stalin pidiendo medidas disciplinarias contra los autores de los crímenes, pero Moscú no contestó.



Las violaciones de mujeres polacas a manos de los soviéticos ni siquiera acabaron con el fin de la guerra. En junio de 1945, en la estación de ferrocarril de Bydgoszcz, un soldado soviético intentó violar a una joven de 20 años. Al resistirse ella, el soldado la apuñaló con su bayoneta, delante de su madre. También hubo casos incursiones de soldados soviéticos para violar a mujeres polacas, como lo ocurrido en Dębska Kuźnia a finales de junio de 1945, con 268 polacas violadas. Una habitante de Katowice, que volvía a su casa en junio de 1945, testificó que cuando el tren se detuvo en la estación, al anochecer, “soldados rusos empezaron a perseguir a mujeres. Fui capturada por tres soldados, que me violaron”. En Silesia ninguna mujer podía sentirse segura en ningún lugar y en ningún momento: los soldados soviéticos cometieron violaciones “en cunetas, campos y bosques, robando y golpeando y matando a veces”, señalan Ostrowska y Zaremba. El 25 de junio de 1945, en la provincia de Cracovia, la Policía informó de que dos soldados soviéticos con armas automáticas asesinaron a tiros a un padre de familia polaco y a su hija de 3 años, y violaron a su esposa. Esa misma noche, también en Cracovia y tras asaltar un apartamento, otros dos soldados soviéticos violaron a una niña de 4 años. Además, hubo una ola de secuestros y violaciones de niñas polacas por soldados soviéticos, la mayoría en la primavera y el verano de 1945, pero también a lo largo de 1946 y hasta 1947, señalan Ostrowska y Zaremba.

Más de 100.000 violaciones que provocaron una pandemia de ETS en Polonia

Las estimaciones del gobierno de Polonia señalan que más de 100.000 mujeres y niñas polacas fueron violadas por el Ejército Rojo. Algunas de ellas fueron usadas como esclavas sexuales por comandantes soviéticos, otras fueron obligadas a prostituirse para satisfacer a las tropas soviéticas. Además, esta ola de abusos sexuales provocó una pandemia de enfermedades de transmisión sexual, que llegó a afectar al 10% de la población polaca. En la zona de Mansuria hasta el 50% de las mujeres polacas llegaron a estar infectadas. En Tuchola, una localidad del condado de Pomerania que tiene actualmente unos 13.000 habitantes, en 1945 llegó a haber 1.700 infectadas por culpa de las violaciones de soldados soviéticos. Además, también violaron -y después asesinaron- a monjas polacas; alguna fue violada hasta 50 veces.

Fuente: outono.net

jueves, 3 de agosto de 2017

La masacre de Postoloprty


Resultado de imagen de la masacre de Postoloprty

Tras 64 años la Policía checa descubrió a los autores de una de las mayores masacres de alemanes expulsados de Checoslovaquia después de la Segunda Guerra Mundial. La matanza con un saldo de centenares de civiles muertos se produjo en Postoloprty, Bohemia Noroccidental.

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Entre 800 y 1.000 alemanes estuvieron concentrados en el cuartel del Ejército checoslovaco en Postoloprty a principios de junio de 1945, esperando su traslado forzoso a Alemania. De ellos fueron fusilados 763 sin juicio, incluidos cinco chicos menores de 15 años.

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La orden para la ejecución de los menores fue emitida por el capitán Vojtěch Černý. En los asesinatos participó también el jefe de la Policía de Postoloprty, Bohuslav Marek. Ninguno de los dos será condenado, ambos ya fallecieron. El historiador Prokop Tomek señala que el caso fue investigado por una comisión parlamentaria en 1947, pero no había voluntad política ni legal de penalizar a los autores de la matanza.

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Los cuerpos fueron exhumados, pero más bien se trató de barrer el asunto de la palestra porque fueron trasladados a crematorios y quemados. Hoy no sabemos exactamente quién en concreto murió allí. No conocemos los nombres de las víctimas. Existía la Ley 115 del año 1946 que justificaba los hechos cometidos como venganza por los crímenes del nazismo, explicó Tomek.


La Policía checa volvió a la investigación en 2006. La clave para encontrar a los culpables fueron testimonios de los que habían sobrevivido la masacre. Según los testigos, los chicos intentaron huir o recoger frutas en una huerta. Fueron capturados, golpeados brutalmente y ejecutados.

Según el director de la Oficina Sudetoalemana de Praga, Peter Barton, hablar de los capítulos oscuros de la historia común contribuye al mejoramiento de las relaciones entre los checos y los sudetoalemanes.

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En la práctica diaria de nuestra oficina se nota un mejoramiento de las relaciones mutuas. Vienen personas desconocidas y dicen que han encontrado fotografías viejas en el desván de su casa de campo en los Montes Metálicos/Krušné hory y que les gustaría devolverlas a los familiares de los que habían vivido allí antes. Le gente pierde el miedo a la palabra sudetoalemán, lo que me alegra.

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Se estima que unos diez mil alemanes fueron víctimas de excesos durante la expulsión organizada de Checoslovaquia al cabo de la Segunda Guerra Mundial. El policía Pavel Karas, que encabezó la investigación de la masacre de Postoloprty, confesó que no presentaría una acusación por asesinato, sino que por genocidio. Sin embargo, el Código Penal de entonces no conocía este término.